Muerte

Me muero,
ahogado por el aleteo de una mariposa.
Abandono.
Abandono a Dios de mi.
Rechazando el rayo a merced de mi metal.
Conservo su pecado,
soy, sino, su pecado.
Mientras los hilos del destino,
parten a la Verdad y juran cuidarla.
Las trompetas silencian el paisaje,
paisaje crepuscular.
Todos arrodillados,
y yo, huyendo de vos.
Pero atrapan los hilos,
atado al aleteo, ahogado ahora de ti.
Manifestando la arrogancia embebida en odio.
Arrancando las astas del inferno y machacando.
Asciende hacia el Tártaro partiendo en dos a un simple ahogado.
No soy mas su pecado,
no me abandones a mi,
parte el rayo en mi ceguera,
Y la unión en la guerra de las fuerzas
ganas entonces:
mi mente,
mi alma,
y mi corazón.
Ser de vos, ya no me queda nada,
sino mi perdición.